Todo el mes de abril, el debate por el tercer retiro del 10% se ha tomado la agenda pública, y las emociones que sin duda han predominado tienen que ver con la frustración y rabia debido a la desconexión e indolencia. En el análisis inmediato, la incapacidad del sistema político para responder a las necesidades en medio de la crisis podría atribuirse a la postura puntual que ha tomado la mayor autoridad política del país: atrincherarse en la defensa de las AFP y la Constitución del 80. Pero, por el proceso destituyente y constituyente que estamos viviendo, no podemos sino cuestionar uno de los pilares del modelo actual: Nos conduce una elite que tiene un ridículo exceso de poder y que no vive ni de cerca la realidad de nuestro día a día. Si recapitulamos un poquito lo que ha pasado estas semanas, tenemos un escenario país fundamentalmente trágico, en el momento más crítico de la pandemia -junto a los golpes económicos que eso implica- todo se puede resumir en un tira y afloja entre una ciudadanía angustiada, y un gobierno negligente parapetado en sus compromisos ideológicos; pero
al mismo tiempo el escenario es absurdo, porque casi la única piedra de tope para destrabar la coyuntura ha sido un especulador financiero narcisista y super-rico que solo escucha lo que le da la razón, y que ignora incluso los llamados a ceder desde la coalición que lo sustenta. Y claro, quién no quiere mandar a Piñera a una investigación en Marte; pero, lo que tiene una importancia infinitamente mayor es que este mes tragicómico signifique un hito que marque un antes y un después en el nivel de conciencia sobre la necesidad urgente de descentralizar el poder político, de una Constitución que defina al pueblo como el protagonista de la democracia, de que los organismos técnicos y judiciales no sean cuoteados por los partidos, pero sobre todo de la necesidad de mecanismos de decisión ciudadana y de control sobre las autoridades; porque cuán distinta hubiera sido la crisis si fuera posible impulsar una renta básica de emergencia, los retiros de las AFP, e incluso la revocación de Piñera mediante Iniciativas Populares de Ley imbloqueables por una tercera cámara partidaria como lo es el TC. Hagamos que sea posible!
El Otro Topo – Abril 2021