La música urbana chilena viene desde hace unos años en un crecimiento acelerado, en el trap Pablo Chill-e, abrió las puertas para que Carlitos Junior, Kidd Tetoon, Princesa Alba, AKA 420 y otros, causaran furor en redes sociales y en la escena musical urbana de Latinoamérica y el mundo; pero en el género donde más se ha hablado de los y las chilenas, es en el Rap, donde Chyste MC, El Menor, Flor de Rap o Arte Elegante, han dado de que hablar, siendo analizados y escuchados por decenas de youtubers de todo el Mundo.
Los 3 últimos nombrados tienen algo en común, estuvieron dentro de hogares del Sename, siendo ese lugar en donde el rap fue un apoyo para soportar la condena de una infancia encarcelada y vulnerada. Flor de Rap (Ángela, 31 años), en Antofagasta vivió las mayores miserias y violencias, las que cuenta en su canción “Inmarchitable”, (producida por el insigne Jimmy Fernandez); el Sename, la delincuencia, la vida en la calle siendo solo una niña, el abuso infantil, la imposibilidad de estudiar por falta de recursos y la resilencia como motor para surgir, componen el relato de esta gran artista.
El Menor (Efraín, 19 años), también estuvo en un hogar, de donde se escapó con la ayuda de una tía con la que vivió en el sur durante unos años; de niño delinquió y buscó las formas de sustentarse a él y los suyos, con el tiempo desarrolló su faceta artística convirtiéndose a temprana edad en un gran improvisador de Rap, primero en micros de Coquimbo y luego en las mayores competencias de Freestyle, de Latinoamerica. Efraín y Ángela, tienen otra cosa en común, su rap está influenciado por una figura del Rap, que fue durante años menospreciada e incomprendida, Arte Elegante, también conocido como Robertito. Este rapero surgido desde el Cerro Esperanza de Valparaíso, es una voz sobresaliente del “flaiterío” chileno; su experiencia también estuvo marcada por la violencia del Sename, por la falta de oportunidades y los errores 8 9 cometidos por un joven delincuente, que pasó directamente desde la cárcel de menores a la de adultos, entre los muros fue donde encontró a la poesía como una forma de expresión, para contar y cantar sobre la injusticia, sobre la población y dando esperanzas para aquellos y aquellas que pasan por lo mismo que él, en la cárcel de menores.
Robertito, rapea desde 1997, y ocupó el rap como una herramienta para abordar la problemática del Sename desde adentro, generando diferentes talleres en hogares de la 5ta Región, en donde motiva a los y las jóvenes a expresar sus sentires en canciones, en encontrar en el arte una salida, para no delinquir, para acabar con el ciclo de violencia que mantiene a miles de niñas, niños y jóvenes en la más terrible marginación y vulneración. Roberto alega abandono del Estado para con la infancia y la 3era edad y se ha levantado como un portavoz de los y las marginadas, reinvindicando el “coa” como un léxico que permite la expresión poética (por que tiene “FLow”, dice) de los flaites. Y porque digo flaites, pues porque así han sido catalogados en forma peyorativa durante décadas estos jóvenes que provienen desde las poblaciones o el Sename, que visten ancho y hablan coa, hoy ellos reinvindican tal definición y la asumen como una identidad rebelde y alzada. El año 2005, surgió una odiosa campaña radial titulada “Piteate a un flaite”, en contra de esta población discriminada que estaba fuertemente influenciada por el reggaetón y por exponente de Puerto Rico o Rep. Dominicana, que se identificó durante años con personajes como Pablo Escobar o Daddy Yankee, pero que hoy ha encontrado dentro de nuestras fronteras portavoces legítimos, que desean entregar valores de superación y de resistencia en sus canciones. Estamos frente a una transformación cultural, que se expresa electoralmente, pero que su más bella transformación es cultural, ahí no es solo una reforma, es una completa revolución; como habitantes de chilito, estamos construyendo una nueva identidad, valorando lo nuestro, aunque se vea feo, aunque suene mal, aunque moleste a muchos. La música urbana es ya un patrimonio de una generación y en ella se expresa la revuelta, donde la identidad flaite no es únicamente productora de delincuencia, sino también de arte. Pues hay que decirlo, somos el país más rapero y flaite del mundo y como dijo Flor de Rap “Vamos para arriba, porque venimos de abajo”, pues pese a que a estos cabres no se les fomentó el arte en el Sename, siendo vulnerados y discriminados en todos los espacios, fueron lentamente erigiéndose como los grandes artistas que son hoy, ejemplo para niñas y niños que hoy ven en el micrófono la salida de la miseria que antes veían en un arma o el narcotráfico.
LA REVOLUCIÓN TAMBIÉN SERÁ FLAITE…O NO SERÁ.
Kimün Kultural de Abel – Mayo 2021