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Solsticio de Invierno

 

La naturaleza se renueva junto con la vida, el itrofill mongen: toda la vida de la tierra comprendida en su diversidad está cambiando.

Desde el hemisferio sur, somos parte de la renovación marcada por los cambios que dejan entre ver las estaciones: los aparentes secretos de la tierra son (han sido y serán) visibles ante los ojos de su gente. En la memoria inextinguible de pueblos que ha prevalecido por miles de años.

Al igual que el resto de la naturaleza, desde la revuelta popular del 18 de octubre, como sociedad hemos experimentado una serie de cambios en nuestra manera de relacionarnos, en asambleas, organizaciones territoriales, barriales, con nuestras vecinas, vecines y vecinos diariamente. Impulsando desde la calle el proyecto que como organizaciones queremos para el futuro. En este sentido, como asamblea Jardín Alto Organizado, hemos reparado en la urgente necesidad de ahondar en nuestras raíces, mirando hacia las culturas ancestrales y la naturaleza presente en nuestro territorio, así como la importancia de nuestro rol en el cuidado y reparación de los ecosistemas presentes y sus ciclos naturales. Partiendo desde la conciencia del reconocimiento de las especies que habitan junto a nosotres este espacio junto a la precordillera.

Como fruto de esta reflexión, se han levantado una serie de talleres e iniciativas en torno a nuestro quehacer socioambiental: pasando por el conflicto del agua desde una perspectiva eco feminista, hasta el reconocimiento y recolección de semillas nativas pertenecientes al bosque esclerófilo. En esta última, se recorrieron junto a los vecinxs parte de los espacios naturales que rodean el sector de Jardín Alto. Reconociendo, aprendiendo y recolectando semillas de flora nativa presentes en el barrio: tales como Romerillo (Bacharis linearis), Chilca (Bacharis paniculata), y Quillay (Quillaja saponaria). Todas ellas, fundamentales en la sucesión ecológica y la proliferación del bosque hacia la ciudad. Siendo estas, potenciales herramientas para la elaboración de un futuro proyecto comunitario que busque la justicia ambiental: en la reparación, restauración y protección del territorio.

Ante la evidente crisis ecológico-social, junto a una prolongada erosión cultural, el rescate de los principios comunitarios se vuelve una tarea indispensable. Incorporar, o más bien, aprender de estos saberes ligados a los ciclos naturales, nos llevará a cuestionar las formas y los modelos de producción actuales, los cuales nos han llevado a ver a la naturaleza como un recurso económico y la han alejado de su valor intrínseco con la vida y el perfecto equilibrio.

Es necesario entonces, desentrañar nuestra identidad, destejerla del reconocimiento de la premisa moderna como única verdad: el “desarrollo occidental” como imitación y la inferiorización de todo aquello que sea proveniente de los grupos humanos que no se identifican con el colonizador dominante.

Reivindicar la vida cíclica es, aprender de nuestro pasado. Que las acciones que tomamos hoy, tendrán consecuencias visibles para el mañana.

¡VOLVEREMOS, VENCEREMOS, WEWAIÑ!

¡QUE SEA UN NUEVO CICLO DE CONCIENCIA!

Colectivo Visitante – Junio 2021

JAO Comunicaciones
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