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¿Y si el virus se volviera “buena persona”?

Esta insólita afirmación expresada por la autoridad de salud hace ya más de un año, me trae a la mente la posible mutación de otro virus que ha asolado a nuestro país, en este caso, por más de 40 años. Este virus no vino de China, sino de los laboratorios de Chicago. Su implantación no fue casual sino una premeditada acción foránea en brazos de una brutal dictadura que demolió las organizaciones sociales y políticas existentes. Sin democracia aplicó una nueva fórmula económica y política desconocida hasta entonces, el neoliberalismo. Como todo mal virus, se propagó rápidamente en todas las esferas del quehacer social. Destruyó las estructuras del estado, privatizó en beneficio del lucro los derechos sociales esenciales para la vida de la población y los recursos económicos del país.

Este virus neoliberal infectó la vida de los ciudadanos con secuelas de individualismo, se hizo fuerte en una forma de hacer política que en sus diversas variantes se consolidó más allá del régimen cívico militar. Es cierto, hubo reacción de los cuerpos sociales que intentaron confrontar la epidemia. Como no recordar las protestas de los años 80, las movilizaciones estudiantiles, las demandas del feminismo, y así sucesivas demostraciones hasta llegar al estallido social del 18 de Octubre.

Hoy, a punto de iniciarse un proceso constituyente en que la gran mayoría del pueblo ha expresado su voluntad de transformaciones profundas, el virus y sus agentes, quieren presentarse como buenas personas. Pretende ahora ser inclusivo, ilusiona con una “casa de todos”, de diálogo, reconocimiento a los pueblos originarios, etc., etc. Pero surgen las Voces de los Pueblos, que demandan mínimas garantías democráticas y el reconocimiento de la soberanía del poder constituyente, el virus autoritario se desnuda agrediendo y amenazando No podía ser de otra forma, este virus neoliberal podrá mutar en variantes, pero en esencia sigue siendo dañino y mortal para la mayoría de la población. Nuestro antídoto será el de una transformación profunda que desaloje el virus del cuerpo nacional. No será fácil porque todavía es poderoso pero la mayoría nacional ya se ha pronunciado. No, el virus nunca será buena persona y por eso habrá que desalojarlo de nuestros cuerpos y de nuestro país.

El Viejo Topo – Junio 2021

JAO Comunicaciones
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