Ninguna historia dará cuenta de esta historia
solo si es que viajara como un avión de basura
de la última página del libro que se mojó con la lluvia
y que dejó olvidado la loca de la plaza
en una banca, con boca de vino.
Lxs niñxs achuraron las palabras
que seguramente una mano bajo el calor del fuego
se deslizó interpretando la vida,
pero por más viejo el pellejo no sabe
lo que las manos en el barro ya supieron
en la infancia desarmada en un aula de clases
y los sonidos fuertes y el de la esquina,
ojos nuevos entre el fuego cruzado
lejos de los programas bienestares
una mochila vacía.
Juego de olores de fierro mezclado con invierno
y el agua del carro de don Jorge,
el pescao pal almuerzo de mañana
las cabecitas se amontonan mirando el partido de lejos,
imagina el rebote mágico del gol
con pelota nueva sin descocer
la de los viejos aparecidos de otro lugar,
de los bolsillos sin hoyos que abren la puerta.
Pero nada se queda en este sitio,
solo la imagen en el tierral cuando saltai la reja
y mirai el reflejo de la cordillera
tosiendo un poco.
Ya tenis 20 aprox,
y guardaste el avión y el libro está lleno hongos,
aún te queda tinta:
el dibujo de un abrazo simple
un mono de pocas lineas,
es lo que impregnó la memoria de niñx.
Sin árboles.
y los arreglos,
la enredadera sobre los cables y los carteles,
alto el verso que juega con otro verso,
la historia muda sobre una esquina de la ciudad.